En un rancho muy lejano, donde el río canta al sol,
un güey anaranjado pensó que era el patrón.
Donald Trompas se llamaba, con su ego bien inflado,
se creía dueño del mundo, todo lo quería comprado.
Quiso cambiarle el nombre al Golfo de México entero,
“Golfo de América” dijo, con su tono altanero.
Pero el destino es sabio, y le tenía reservada,
una lección muy grande, de una dama preparada.
Se apareció la doctora, Claudia de gran intelecto,
con historia en sus manos y su porte tan correcto.
“Este golfo no es tuyo, ni será de tus fronteras,
fue nombrado por los siglos, por raíces verdaderas.”
Le dio cachetada fina, con palabras, no con mano,
le explicó cómo la historia honra al pueblo mexicano.
“Desde mil seiscientos dicen, es el Golfo de mi gente,
y tú, Trompas, no lo cambias, aunque grites elocuente.”
Ahora el pueblo lo canta, con orgullo y con sazón,
“Mexicana América es, no tu falsa invención.”
Con Sheinbaum al timón, un futuro prometemos,
donde las mujeres mandan, y a los necios ya vencemos.
Donald Trompas quedó triste, su berrinche no bastó,
se quedó con las más burras, pues la astuta lo aplastó.
Y así canta este corrido, que retumba en el desierto,
cuando hay mujeres valientes, ni el más necio queda suelto.
El audio de Sound Cloud:
https://soundcloud.com/el-chupacabras-1/el-corrido-de-donald-y-la?si=154f0318404f4c318edc5fd469bb01f1&utm_source=clipboard&utm_medium=text&utm_campaign=social_sharing
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