EN DEFENSA DE UN ESTADO LAICO

Publicado el 9 de febrero de 2025, 16:46

Hace más de quince años, vivía en México cuando decidí tomar la Biblia y buscar realmente un significado en mi vida. Aunque ya seguía fervientemente al Jesús histórico, no comprendía completamente su divinidad dentro de la Santa Trinidad. Ese viaje espiritual me llevó al bautismo trinitario y al estudio de la teología, culminando con una licenciatura en Teología Sistemática en 2012. Por eso, la Biblia es una parte fundamental de mi vida. Sin embargo, la nueva propuesta legislativa en Idaho, que pretende hacer obligatoria la lectura de la Biblia en las escuelas públicas, me preocupa profundamente.

La propuesta, introducida por el representante Jordan Redman y promovida por el Idaho Family Policy Center, una organización de derecha, exige la lectura diaria de pasajes de la Biblia King James o New King James en las aulas ocupadas. En el transcurso de diez años, se completaría la lectura de la Biblia en su totalidad. Los docentes que se opongan por motivos religiosos o de conciencia podrán optar por no participar, delegando la lectura a otra persona. Asimismo, los estudiantes podrán ser exentos si sus padres presentan una solicitud por escrito.

Sus promotores argumentan que Idaho tiene precedentes históricos de lectura bíblica en las escuelas, por lo que consideran que la medida es constitucional sin necesidad de incluir otros textos religiosos. Blaine Conzatti, presidente del Idaho Family Policy Center, sostiene que la Biblia debe tener un lugar privilegiado en la educación pública, dado que el país se fundó sobre valores judeocristianos. La propuesta exige que se lean los pasajes sin comentarios ni explicaciones, y esa parte es preocupante. ¿Te imaginas leer algo del Cantar de los Cantares a niños de primaria? La Biblia contiene pasajes que requieren contexto, hermenéutica y explicación para poder entenderse correctamente. Hay textos que no son aptos para menores sin la supervisión de sus padres o tutores.

Pero eso no es todo: hay otras complicaciones. En Idaho, varias escuelas enseñan en español. ¿Cuál será la versión adecuada en este caso? ¿Y por qué solo la King James? Existen muchas otras versiones aceptables. Además, esta medida es claramente anticatólica, pues excluye los libros deuterocanónicos, que reflejan la historia intertestamental de 400 años y son parte de la Biblia en las tradiciones católica, ortodoxa y algunas denominaciones protestantes. Tampoco toma en cuenta las lecturas litúrgicas que utilizan iglesias como la Católica, Luterana, Anglicana y Metodista en su calendario eclesiástico. Esta agenda impuesta responde a una ideología de extrema derecha, influenciada por figuras como Doug Wilson y sus seguidores. Lo irónico es que en 2024 intentaron censurar y prohibir libros en bibliotecas por su contenido supuestamente inapropiado, pero ahora buscan obligar la lectura de un texto que también contiene pasajes complejos. Es una hipocresía total.

Además, la constitucionalidad de esta iniciativa es sumamente cuestionable. Históricamente, la Corte Suprema de los Estados Unidos ha dictaminado en repetidas ocasiones que la lectura obligatoria de la Biblia en escuelas públicas viola la Primera Enmienda y su Cláusula de Establecimiento, que impide al gobierno favorecer una religión sobre otra. En el caso Abington School District v. Schempp (1963), la Corte estableció que la lectura de la Biblia patrocinada por el Estado constituye una imposición religiosa.

Si la legislatura permite la lectura diaria obligatoria de la Biblia, en consecuencia, también tendría que aceptar la lectura de otros textos religiosos, como el Corán, el Libro de Mormón o incluso la Biblia Satánica. ¿De verdad estarían dispuestos a que esto sucediera?

El representante Jack Nelsen (R-Jerome) se opone a la medida y enfatiza que Estados Unidos fue fundado por personas que huían de la imposición religiosa del Estado. Para él, esta legislación favorece un solo texto y promueve una religión en particular, lo que contradice los principios de libertad religiosa. Además, expertos jurídicos sostienen que la decisión de la Corte Suprema en Kennedy v. Bremerton School District (2022), que flexibiliza la separación entre Iglesia y Estado, no justifica una ley como esta.

Si bien los defensores de la propuesta argumentan que fomentará la moralidad y los valores ciudadanos, sus opositores advierten que podría sentar un precedente peligroso al permitir que el Estado imponga una preferencia religiosa. Más allá de las creencias personales, imponer la lectura de la Biblia en un contexto educativo público podría generar divisiones y costosos litigios. La neutralidad religiosa del Estado laico debe ser protegida, garantizando que la educación pública respete la diversidad de creencias sin imponer ninguna en particular.

Al fin de cuentas, hasta Jesús lo dijo mejor:

"Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, entonces mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; mas ahora mi reino no es de aquí." (Juan 18:36)

"Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios." (Lucas 20:25)

 

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