Cada año que viajo a México, me sorprendo más por los cambios que observo. En el último sexenio, he sido testigo de una verdadera transformación: una proliferación de obras viales y el desarrollo de nueva infraestructura que colocan a México en un camino de progreso constante. Durante mi último viaje a Santiago de Querétaro, no pude evitar maravillarme al ver el enorme avance logrado en tan poco tiempo.
Uno de los aspectos más destacados de esta transformación es el Aeropuerto Internacional de Querétaro. La última vez que visité este recinto, en 2015, era una instalación modesta, con pocos vuelos y una infraestructura limitada. Hoy en día, es un aeropuerto moderno y funcional que conecta a Querétaro con destinos nacionales e internacionales. Este cambio no es solo una cuestión de estética; es un símbolo del crecimiento económico y la integración de México en el escenario global.
Otro punto que me dejó impresionado fue el sistema sanitario. En 2023, el Legatum Institute de Londres calificó a Estados Unidos en el lugar 71 del mundo en atención médica, basado en datos del apogeo de la pandemia de COVID-19. Aunque México aparecía en un nivel similar en ese momento, los avances en el sector salud desde entonces han sido notables.
El sistema sanitario mixto de México es un ejemplo claro de cómo combinar recursos públicos y privados para el beneficio de la población. El sistema público, a través del IMSS-Bienestar, garantiza el acceso a la atención médica básica para todas y todos. Durante mi visita a Querétaro en diciembre, fui testigo directo de esta realidad: en las afueras de un Sam's Club, trabajadores del IMSS ofrecían vacunas contra COVID-19 e influenza de manera gratuita. No es un caso aislado. En estados como Quintana Roo, he visto brigadas sanitarias que van de casa en casa ofreciendo vacunas y promoviendo la salud preventiva.
Este compromiso contrasta radicalmente con mi experiencia en Idaho, Estados Unidos, el año pasado. Sin acceso a un seguro médico a través de mi empleo, tuve que buscar opciones para vacunarme. Los precios eran exorbitantes: $333 dólares por una dosis de refuerzo de COVID-19 en Walgreens, más $20 a $25 por la vacuna contra la influenza. Finalmente, opté por recibirlas en Costco, donde los precios eran más accesibles ($190 y $20, respectivamente). En México, en cambio, estas vacunas son completamente gratuitas.
Además, México se destaca por promover la prevención como un pilar de su sistema de salud. Esto se ve claramente en las campañas de vacunación y en la facilidad con que se accede a los servicios básicos. En contraste, en algunos sectores de Estados Unidos, la prevención parece haberse convertido en un tema polémico o incluso en una "teoría conspirativa". En un caso alarmante, el 22 de octubre de 2024, la mesa directiva del Distrito de Salud del Suroeste de Idaho votó 4 a 3 para prohibir la vacuna contra COVID-19 en su jurisdicción. Este tipo de decisiones no solo son irresponsables, sino que también ponen en riesgo la salud pública.
Al reflexionar sobre estas experiencias, me queda claro que, a pesar de los prejuicios y la retórica de superioridad que algunos estadounidenses esgrimen contra México, nuestro país está mejor preparado para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Con un enfoque en la infraestructura, la salud pública y el bienestar social, México se perfila como una nación de primer nivel.
Por otro lado, Estados Unidos parece estar cayendo en un abismo de polarización y retroceso, exacerbado por la perspectiva de un regreso de Donald Trump al poder. Frente a un panorama así, México no solo es una alternativa viable, sino un ejemplo de resiliencia y progreso que el mundo debería mirar con respeto.
México es más que un destino turístico o una economía emergente; es una nación que, con sus aciertos y retos, está construyendo un futuro sólido y prometedor. ¡Qué orgullo ser testigo de este renacimiento!
El audio de Sound Cloud:
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